ANA I. DEL CASAR- Este fin de semana, los estudiantes internacionales de cinco colleges del Estado de Nueva York (Skidmore College, Colgate University, St. Lawrence University, Union College y Hamilton College) tuvimos la oportunidad de ir al lago Tupper, en el parque de las Adirondacks (al norte de Saratoga).
Por la mañana estuvimos en el exterior del parque W!ld, hablando, conociéndonos entre nosotros y disfrutando de las vistas más que haciendo la búsqueda de pistas que en teoría teníamos que hacer. En concreto, yo estuve hablando sobre todo con dos latinos (un chileno y una nicaragüense) del UWC de Costa Rica, y con dos españoles (¡los primeros que conozco desde que estoy en Saratoga!).
Es curioso cómo, estando en el extranjero, los lazos entre hispanos se estrechan más que en España: compartimos lengua y, sobre todo, compartimos cultura, lo que se traduce en pasar dos horas comiendo y hablando, poner la misma música en las fiestas (sí, el reggateon, la bachata y el pachangueo son lo más) y criticar sin parar la música electrónica que los estadounidenses prefieren. En cualquier caso, esto no significa que mis relaciones se estrechen a latinoamericanos. De hecho, me resulta sorprendente comprobar cómo ahora tengo amigos de Nepal, China, la India, Madagascar… Aquí, dejamos el pasaporte en casa para etiquetarnos como “internacionales”, porque es lo que realmente cuenta dentro de la sociedad norteamericana y como nos sentimos.

Por la tarde, estuvimos visitando el interior del centro de W!ld, donde destacaban un acuario, una zona de nutrias (aquí son de lo más normales) y un alce norteamericano. Finalmente, fuimos de

Ana I. del Casar, becaria de UAM en Skidmore College, 2015-16

caminata (hiking suena mucho más profesional) con destino a un claro donde había una antigua torre de bomberos. Las vistas eran espectaculares y sobrecogedoras, con las hojas de los árboles teñidas de los rojos y amarillos más brillantes. El otoño aquí es, sin lugar a dudas, la estación más especial, pues produce un paisaje de calendario. Varias personas, al enviarlas las fotografías del día, me han preguntado si estaban retocadas, pero no, Nueva York es así en otoño.

En definitiva, la salida fue increíble, hice algo de ejercicio (los brownies aquí están demasiado ricos), visité una zona que de otra forma probablemente no hubiese conocido, hice nuevos amigos y amplié aún más mis miras. ¡Estoy deseando que llegue la próxima excursión de NY6 o NY5 para apuntarme!

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