Nuestra esperada “Flamenco Party” finalmente daba comienzo, ya que tras varios días de incertidumbre entre los estudiantes sobre cuál sería la sorpresa final que depararía esta tarde de jueves. Finalmente pudimos comprobar que un buen tablao Flamenco era lo que necesitábamos para poder dar a conocer nuestras dotes ocultas del baile andaluz.
Esta experiencia artística no deja de sorprenderme y espero que nunca deje de hacerlo. En cierto modo, se podría decir que es un tipo de baile con una personalidad única e irreemplazable que engloba; una elegancia especial en cada “brazada y cada giro”, unos taconeos tan arrolladores que hacen retumbar el mismo suelo en el que nos encontramos y en sí, una alegría con cada canción que provenía del escenario que rápidamente provocaba una sensación de festejo y diversión.
Toda esta expresión musical posteriormente nos haría levantar de nuestras sillas y ponernos a bailar sin importar nuestra descoordinación o nuestra falta de práctica ya que en ese momento lo único que importaba era; disfrutar de la música en directo y de poner en práctica los pasos que hemos ido observando a lo largo de la tarde-noche.
Realmente todos pudimos comprobar lo divertido que era poder dar nuestro toque personal al Flamenco y sobre todo de haber pasado una tarde de baile increíble.

Andrés Ruano, mentor

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Las fotos de este reportaje son de City Life Madrid