Verde, azul, risas. Todo se ve bien cuando estás montada en un kart o en una bicicleta y vas a tanta velocidad que te sientes imparable. Y en ese mismo momento, cuando el viento acaricia tu cara, empiezas a sonreír porque oyes al de atrás retarte con adelantarte.
Éramos tantos que la vía ciclista nos recibía gustosa, como si Madrid festejase el día donde el motor obsoleto dejase paso a la noble cinética. Estudiantes, intercambios y mentores, todos ilusionados con perdernos por las sendas de la Casa de Campo o por los sinuosos caminos que danzan a orillas del Manzanares.
Ese día el cielo decidió brindarnos luz y sombra, meciéndonos con una brisa constante que evadía los posibles sofocos de un 21 de septiembre.
La hora paso tan rápido que seguíamos con ganas de disfrutar de más tiempo juntos. Así que continuamos las charlas y las risas tomándonos un zumo en Príncipe Pío.
Fue una experiencia estupenda para conocernos mejor. Sin duda también para explorar Madrid sobre ruedas, un punto de vista distinto.
Claudia Álvarez Mayor, mentora