Carta abierta a mi familia anfitriona

Queridas Francisca e Ivette,
Yo me saque la lotería con tenerlas a ustedes como mi familia en España. ¡Ustedes me brindaron tanto apoyo, amor, felicidad, y animo! Inmediatamente, yo me sentía como en casa. Recuerdo haber entrado a su casa y reflexionado sobre lo curioso que era que tenía una familia y un hogar tan similar a la mía. Las historias paralelas entre nuestras familias me llenaron de orgullo y fortaleza. Ustedes dos son unas auténticas guerreras. Las admiro y las quiero mucho. Yo siempre estaré aquí para ustedes.
Francisca, le tengo un lugar muy especial en mi corazón. Usted llenó mi tiempo en España de momentos inolvidables. Aprecio las veces que me trajo pan mexicano y me hizo chocolate oaxaqueño para sentirme en casa y seguir trabajando en mis proyectos. Todavía añoro las cenas que compartíamos todos los días, me encantaba sentarme a disfrutar su comida y escuchar cómo le iba. Y le agradezco por hacerme el remedio mágico cuando me enfermé muy temprano en el semestre. Pero, sobre todo, le agradezco por creer en mí y recordarme que yo tengo la capacidad para lograr mis metas. Gracias por ser otro modelo de perseverancia y fortaleza.
Ivette, gracias por ser la hermana mayor que siempre quise. Eres una gran representante de que “sí se puede!” Siempre recordaré todos los momentos en los que platicábamos en el pasillo sobre los problemas sociales en España y los Estados Unidos. Atesoro haber conocido tu camino para llegar a ser una mujer empoderada… ¡una gran abogada! Gracias por ser una mujer racialiazada que nos llena, a las mujeres racializadas más chicas, de esperanza y resilencia.
Francisca, extrañaré sus guisados de pollo, su tortilla de patatas, sus palabras de apoyo, nuestras pláticas sobre la justicia social durante la cena, y nuestra fascinación con el pastel de chocolate de la Mallorquina. Ivette, extrañaré ver la ropa chula que compras, nuestras pláticas sobre el feminismo interseccional, y tu honestidad sobre todo.
Fue todo un honor vivir con unas mujeres tan fuertes. Muchas gracias por compartir sus historias conmigo, por afirmar que yo puedo alcanzar mis sueños, y por asegurarse de que me sintiera como parte de su familia. Les tengo mucho cariño y estoy muy agradecida hacia ustedes por ser mi familia anfitriona perfecta. Las quiero. ¡Seguiremos en contacto!
Besos,
Jackie
Jacqueline Cabral, fall 18
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