Ayer 4 de octubre fue el Día Mundial de los Animales, y muchas veces nuestres estudiantes nos han compartido fotos y recuerdos de sus animales (también muchas veces los que hay en las casas anfitrionas). Por eso en este día quería hablaros de los míos.

Tengo dos perros: Kira y Nico. Me encanta que estén en mi vida. Tenerlos significa adquirir un compromiso muy importante, porque son una parte de la familia y como un miembro más que son, necesitan respeto y amor; necesitan que les cuidemos, no sólo con comida, bebida y paseos, sino también con mimos y con tiempo para jugar. 

La vida en mi familia ha cambiado para adaptarnos a  Nico y Kira, pero sin duda, lo ha hecho para mejor: ahora hacemos largos paseos por el campo siempre que podemos, tenemos más contacto con la Naturaleza, disfrutamos de lo no material. En fin, el ver a nuestros hijos perrunos felices, ayuda a sentirnos felices también. ¡Es una maravillosa terapia antiestrés!

También hemos aprendido mucho del mundo de los animales, y nos hemos concienciado de la importancia de la adopción y de la labor de las protectoras en España. Ahora tratamos de colaborar siempre que podemos con la que nos ayudó a que Kira formara parte de nuestra familia. 

Sin duda, es mucho más lo que nos dan nuestros parientes perrunos, que lo reciben. Cada día la vida con ellos está repleta de momentos de acción, de descanso, de ternura y de alegría. Nuestros animales nos ayudan a ser mejores seres humanos.